Del Diario de Santa Faustina, 294
Invita a las almas con las cuales estás en contacto a
confiar en Mi misericordia infinita. Oh, cuánto amo a las almas que se Me han
confiado totalmente, haré todo por ellas.
Del Diario de Santa Faustina, 1667
Durante la celebración de la resurrección he visto al Señor en la
belleza y el resplandor y me dijo: Hija Mia, la paz sea contigo; me bendijo y
desapareció, mi alma se llenó de alegría y de júbilo indescriptibles. Mi
corazón se fortaleció para la lucha y los sufrimientos.
Del Diario de Santa Faustina, 1670,1671
Durante la Santa Misa agradecí al Señor Jesús por haberse dignado redimirnos y por este don más grande, es decir por haberse dignado ofrecernos su amor en la Santa Comunión, o sea a Si Mismo. En aquel mismo instante fui atraída al seno de la Santísima Trinidad y fui sumergida en el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Es difícil describir estos momentos.
En aquel momento rogué al Señor por cierta persona y el Señor me contestó: Aquella alma Me es particularmente querida. Me alegré de ello enormemente. La felicidad de otras almas me llena de una nueva alegría y al percibir en un alma algunos dones elevados, mi corazón asciendo al Señor con una nueva adoración.
Del Diario de Santa Faustina, 1044
Súbitamente me inundó la presencia de Dios y de inmediato me vi en Roma, en la capilla del Santo Padre, pero a la vez estaba en nuestra capilla, y la solemnidad del Santo Padre y de toda la Iglesia estaba estrechamente unida a nuestra capilla, y de manera especial a nuestra Congregación; y participé al mismo tiempo en la solemnidad de Roma y la de aquí. Esta solemnidad estaba tan estrechamente unida a Roma que, aunque escribo, no alcanzo a distinguir [la diferencia entre una y otra], pero fue asi como lo vi. Vi al Señor Jesús expuesto en la custodia en el altar mayor, en nuestra capilla. La capilla estaba adornada solemnemente y aquel dia podian entrar en ella todos, cualquiera que quisiera. Hubo tanto gentio que yo no lograba abarcarlo con la vista. Todos participaban en esa solemnidad con gran alegria y muchos recibieron lo que había deseado.La misma solemnidad tenía lugar en Roma, en un bello templo y el Santo Padre con todo el clero celebraba esta solemnidad. Y de repente vi a San Pedro que se puso entre el altar y el Santo Padre. ¿Qué decia San Pedro? No pude escucharlo, pero vi que el Santo Padre comprendía sus palabras…
Del Diario de Santa Faustina, 411
En los momentos cuando me encuentro con Dios en la
profundidad de mis entrañas, me siento tan feliz que no sé expresarlo. Estos
momentos son cortos, porque el alma no los soportaría más, debería producirse
la separación del cuerpo. Aunque estos momentos son muy cortos, no obstante su
poder que pasa al alma permanece muchísimo tiempo. (...). Estoy unida a Dios
tan estrechamente como una gota de agua con el océano sin fondo.
Del Diario de Santa Faustina, 1515
Hoy he pasado toda
la noche con Jesús en el calabozo. Es una noche de adoración. Las hermanas
rezan en la capilla. Yo me uno a ellas espiritualmente, porque la falta de
salud no me permite ir a la capilla. Pero como no he podido dormir en toda la
noche, la he pasado junto con Jesús en el calabozo. Jesús me hizo conocer los
sufrimientos que allí había padecido. El mundo los conocerá el día del juicio.
Del Diario de Santa Faustina, 411
En los momentos cuando me encuentro con Dios en la profundidad de mis entrañas, me siento tan feliz que no sé expresarlo. Estos momentos son cortos, porque el alma no los soportaría más, debería producirse la separación del cuerpo. Aunque estos momentos son muy cortos, no obstante su poder que pasa al alma permanece muchísimo tiempo. (...). Estoy unida a Dios tan estrechamente como una gota de agua con el océano sin fondo.
Diario de Santa Faustina, 1034
Rogué al Señor que me permitiera participar en su dolorosa
Pasión, para que en el alma y en el cuerpo sintiera su dolorosa Pasión en el
grado en que una criatura puede participar, a fin de que sienta toda su
amargura. Y el Señor me contestó que me daría esta gracia el jueves, después de
la Santa Comunión, de modo singular.
Del Diario de Santa Fautina, 654
Terminada la confesión medité la tremenda Pasión de Jesús
y comprendí que lo que yo sufría era nada en comparación con la Pasión del
Creador y que cada imperfección, hasta la más pequeña, había sido la causa de
aquella tremenda Pasión. Luego mi alma fue compenetrada por un gran
arrepentimiento y sólo entonces sentí que estaba en el mar insondable de la
misericordia de Dios.
Del Diario de Santa Faustina, 852
La mirada de Dios me penetró como un relámpago; de súbito conocí los más pequeños polvillos de mi alma y al haber conocido mi nada hasta el fondo, caí de rodillas y pedí perdón al Señor y con gran confianza me arrojé en su misericordia infinita. Tal conocimiento no me desalienta ni aleja del Señor, sino que más bien despierta en mi alma un mayor amor y una confianza ilimitada y el arrepentimiento de mi corazón está unido al amor.
Del Diario de Santa Faustina. 1448
"Di a las almas que es en el tribunal de la
misericordia donde han de buscar consuelo; allí tienen lugar los milagros más
grandes y se repiten incesantemente. Para obtener este milagro (...) basta
acercarse con fe a los pies de Mi representante y confesarle con fe su miseria
y el milagro de la Misericordia de Dios se manifestará en toda su plenitud.
Aunque un alma fuera como un cadáver descomponiéndose (...), el milagro de la
Divina Misericordia restaura a esa alma en toda su plenitud".