Del Diario de Santa Faustina, 1748
“Adorado seas, oh Dios, en la obra de Tu misericordia. Bendecido seas por todos los corazones fieles sobre los cuales se posa tu mirada, en los cuales está Tu vida inmortal”.
Del Diario de Santa Faustina, 781
El amor no conoce temor, pasa por todos los coros angélicos que hacen guardia delante de su trono. No tiene miedo de nadie; alcanza a Dios y se sumerge en Él como en su único tesoro. El querubín con la espada de fuego que vigila el paraíso, no tiene poder sobre él. Oh, puro amor de Dios, qué inmenso e incomparable eres. Oh, si las almas conocieran Tu fuerza.
Del Diario de Santa Faustina, 231
Ya ahora Dios me da a conocer toda la inmensidad de su amor con el que me ha amado ya antes de los siglos, mientras yo he comenzado a amarlo solamente en el tiempo. Su amor es grandísimo, puro y desinteresado y mi amor hacia Él es para conocerlo. Cuanto más lo conozco, tanto más ardiente y fuertemente lo amo y mis acciones son más perfectas.
Del Diario de Santa Faustina, 686
Vi a la Santísima Virgen con el pecho descubierto, traspasado por una espada. Lloraba lágrimas ardientes y nos protegía de un tremendo castigo de Dios (...).Un miedo tremendo atravesó mi alma, ruego sin cesar por Polonia, por mi querida Polonia que es tan poco agradecida a la Santísima Virgen. Si no hubiera estado la Santísima Virgen, para muy poco habrían servido nuestros esfuerzos.
Del Diario de Santa Faustina, 89
"Sucedió que, tal y como el Señor había pedido, el primer acto de veneración a esta imagen por parte del público tuvo lugar el primer domingo después de Pascua. Durante tres días la imagen estuvo expuesta en público, y recibió la veneración pública en un ventanal, en lo alto, por eso se la veía desde muy lejos. Durante esos tres días fue celebrada con solemnidad la clausura del Jubileo de la Redención del Mundo, el 19 centenario de la Pasión del Salvador. Ahora veo que la obra de la Redención esta ligada a la obra de la misericordia que reclama el Señor."
Del Diario de Santa Faustina, 1358
"Cuando llego a un corazón humano en la Santa
Comunión, tengo las manos llenas de toda clase de gracias y deseo dárselas al
alma, pero las almas ni siquiera Me prestan atención, Me dejan solo y se ocupan
de otras cosas. Oh, qué triste es para Mí que las almas no reconozcan al Amor. Me
tratan como una cosa muerta”.
Del Diario de Santa Faustina, 16
"Entonces, me dirigí a Dios con toda mi alma sedienta de El.
Eso [fue] durante la Octava de Corpus Cristi. Dios llenó mi alma con la luz
interior para que lo conociera más profundamente como el bien y la belleza
supremos. Comprendí cuánto Dios me amaba. Es eterno Su amor hacia mí. Eso fue
durante las vísperas. Con las palabras sencillas que brotaban del corazón, hice
a Dios el voto de castidad perpetua. A partir de aquel momento sentí una mayor
intimidad con Dios, mi Esposo.
En aquel momento hice una celdita en mi corazón donde
siempre me encontraba con Jesús."
Del Diario de Santa Faustina, 1447
Oh Jesús, te entregaste por nosotros a tan asombrosa pasión únicamente por amor. La justicia de tu Padre habría sido expiada con un solo suspiro tuyo y todos tus anonadamientos son actos de tu misericordia y tu inconcebible amor (...) Cuando estabas muriendo en la cruz, en aquel momento nos donaste tu vida eterna, al haber permitido abrir tu sacratísimo costado nos abriste una inagotable fuente de tu misericordia; nos ofreciste lo más valioso que tenías, es decir, la sangre y el agua de tu Corazón. He aquí la omnipotencia de tu misericordia, de ella toda gracia fluye a nosotros.
Del Diario de Santa Faustina, 753
"La misericordia del Señor la glorifican en el cielo las almas de los santos que han experimentado sobre sí esta misericordia infinita. Lo que aquellas almas hacen en el cielo, yo lo empezaré ya aquí en la tierra. Glorificaré a Dios por su bondad infinita y trataré de que otras almas conozcan y adoren esta inexpresable e inconcebible misericordia de Dios”.
Del Diario de Santa Faustina, 423
“Oh Dios mío, aún en los castigos con que hieres la tierra veo el abismo de Tu misericordia, porque castigándonos aquí en la tierra, nos liberas del castigo eterno. Alégrense, todas las criaturas, porque están más cerca de Dios en su infinita misericordia que el niño recién nacido del corazón de su madre. Oh Dios, que eres la Piedad misma para los más grandes pecadores arrepentidos sinceramente; cuanto más grande es el pecador, tanto mayor es el derecho que tiene a la Divina Misericordia”.
Del Diario de Santa Faustina, 1741
Oh Dios, que eres la felicidad en Ti Mismo y para esta felicidad no necesitas a ninguna criatura, ya que eres en Ti Mismo la plenitud del amor (...).En Tu insondable misericordia has creado los espíritus angélicos (...). Aunque los has colmado, oh Señor, tan generosamente del resplandor de belleza y de amor, no obstante no ha disminuido nada Tu plenitud, oh Dios, ni tampoco su belleza y amor Te han completado a Ti, porque Tú en Ti Mismo eres todo.
Del Diario de Santa Faustiana, 1102
En la vida hay instantes y momentos del conocimiento interior, o sea iluminaciones divinas, cuando el alma es instruida interiormente sobre las cosas que no ha leído en ningún libro ni nadie le ha ensenado. Estos son los momentos de los conocimientos interiores que Dios Mismo concede al alma. Se trata de grandes misterios…. Muchas veces recibo la luz y el conocimiento de la vida intima de Dios y [conozco] la disposición interior de Dios y eso me llena de una confianza y de un gozo indecibles que no alcanzo a contener en mi, deseo disolverme toda en Él…
Del Diarios de Santa Faustina, 140
El amor puro es capaz de grandes empresas y no lo destruyen ni las dificultades ni las contrariedades, si el amor [es] fuerte [a pesar] de grandes dificultades, también es perseverante en la vida cotidiana, gris, monótona. Sabe que para agradar a Dios, una cosa es necesaria, es decir hacer las cosas más pequeñas con gran amor, amor y siempre amor.
Del Diario de Santa Faustina, 440
Oh Creador y Señor mío, aquí tienes todo mi ser. Dispón de mí según Tu divina complacencia y según Tus designios eternos y Tu misericordia insondable. Que cada alma conozca cuan bueno es el Señor; que ninguna alma tenga miedo de tratar con el Señor, y que no se excuse de ser indigna y que nunca aplace para después las invitaciones de Dios, ya que esto no agrada a Dios. No hay alma más miserable que yo, como verdaderamente me considero, y estoy sorprendida de que la Majestad Divina se humille tanto. Oh eternidad, me parece que eres demasiado corta para glorificar la infinita misericordia del Señor.
Del Diario de Santa Faustina, 1719
"Durante la Santa misa conocí que cierto sacerdote no obraba mucho en las almas, porque pensaba en si mismo, por lo tanto estaba solo, la gracia de Dios huía de él. Se basaba sobre bagatelas, cosas exteriores que a los ojos de Dios no tienen ninguna importancia; y tan soberbio que sacaba del vacío y vertía en el vacío, fatigándose inútilmente."
Del Diario de Santa Faustina, 1726
"Cristo y Señor, me conduces sobre tales precipicios que cuando los miro, me infunden miedo, pero en el mismo instante me lleno de paz, abrazándome a Tu Corazón. Junto a Tu Corazón no tengo miedo de nada. En los momentos de peligro me comporto como una niña que está en los brazos de la madre: al ver alguna amenaza, abraza con más fuerza el cuello de la madre y se siente segura.
Del Diario de Santa Faustina, 1768
"¿Es Mi amor lo que te guía en el amor al prójimo?, ¿Rezas por los enemigos?, ¿Deseas el bien a quienes te han entristecido o te han ofendido de cualquier modo?
Has de saber que cualquier cosa buena que hagas a cualquier alma, la acojo como si la hubieras hecho a Mi Mismo."
Del Diario de Santa Faustina, 686
Vi a la Santísima Virgen con el pecho descubierto,
traspasado por una espada. Lloraba lágrimas ardientes y nos protegía de un
tremendo castigo de Dios (...).Un miedo tremendo atravesó mi alma, ruego sin
cesar por Polonia, por mi querida Polonia que es tan poco agradecida a la
Santísima Virgen. Si no hubiera estado la Santísima Virgen, para muy poco
habrían servido nuestros esfuerzos.
Del Diario de Santa Faustiana, 1718
"Oh, Oculto, con el cuerpo, el alma y la divinidad, bajo las tenues apariencias del pan, Tú eres mi vida, de Ti las gracias brotan para mí en abundancia, Tú eres para mí por encima de las delicias del cielo. Cuando Te unes a mi en la Comunión, oh Dios, entonces siento mi grandeza inconcebible, que me viene de Ti, oh Señor, lo reconozco humildemente, y, a pesar de mi miseria, con Tu ayuda puedo volverme santa."