Del Diario de Santa Faustina, 1358
"Cuando llego a un corazón humano en la Santa
Comunión, tengo las manos llenas de toda clase de gracias y deseo dárselas al
alma, pero las almas ni siquiera Me prestan atención, Me dejan solo y se ocupan
de otras cosas. Oh, qué triste es para Mí que las almas no reconozcan al Amor. Me
tratan como una cosa muerta”.
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