Del Diario de Santa Faustina, 16
"Entonces, me dirigí a Dios con toda mi alma sedienta de El.
Eso [fue] durante la Octava de Corpus Cristi. Dios llenó mi alma con la luz
interior para que lo conociera más profundamente como el bien y la belleza
supremos. Comprendí cuánto Dios me amaba. Es eterno Su amor hacia mí. Eso fue
durante las vísperas. Con las palabras sencillas que brotaban del corazón, hice
a Dios el voto de castidad perpetua. A partir de aquel momento sentí una mayor
intimidad con Dios, mi Esposo.
En aquel momento hice una celdita en mi corazón donde
siempre me encontraba con Jesús."
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