30 de noviembre de 2021

Diario de Santa Faustina, 114

 

 Oh, ¡qué gratos son los himnos que fluyen de un alma víctima! Todo el cielo queda admirado por tal alma, especialmente si es probada por Dios. Ella dirige hacia Él sus nostálgicos lamentos. Su belleza es grande, porque fluye de Dios. Camina por la selva de la vida herida por el amor divino. Toca la tierra con un solo pie.

 


 

29 de noviembre de 2021

Diario de Santa Faustina, 113; 3

 

 (…) La tercera palabra es la obediencia. El alma desobediente no conseguirá ninguna victoria, aunque el Señor Jesús Mismo la confiese directamente. El más experto confesor no ayudará nada a tal alma. El alma desobediente se expone a gran peligro y no progresará nada en la perfección y no se defenderá en la vida espiritual. Dios colma generosamente con gracias al alma, pero al alma obediente.

 


 

 

28 de noviembre de 2021

Diario de Santa Faustina, 113;2

 

 (…) La segunda palabra, la humildad. El alma no saca el debido provecho del sacramento de la confesión si no es humilde. La soberbia mantiene al alma en la oscuridad. Ella no sabe y no quiere penetrar exactamente en lo profundo de su miseria, se enmascara y evita todo lo que la debería sanar. (…)

 


 

 

27 de noviembre de 2021

Diario de Santa Faustina, 112; 11

 

 (…) Recordaré una cosa más respecto al confesor. En ocasiones tiene que experimentar, tiene que poner a prueba, tiene que conocer si está tratando con la paja o con el hierro, o con el oro puro. Cada una de estas tres almas necesita ejercitarse de un modo diferente. El confesor debe necesariamente formarse una opinión clara de cada una, para saber lo que puede soportar en determinados momentos, circunstancias y casos. (…)

 


 

26 de noviembre de 2021

Diario de Santa Faustina, 113; 1

 

 Y deseo nuevamente decir tres palabras al alma que desea decididamente tender hacia la santidad y obtener frutos, es decir, provechos de la confesión.

La primera, total sinceridad y apertura. El más santo y más sabio confesor no puede infundir por la fuerza en el alma lo que él desea si el alma no es sincera y abierta. El alma insincera, cerrada se expone a un gran peligro en la vida espiritual y el Señor Jesús Mismo no se ofrece a tal alma de modo superior, porque sabe que ella no sacaría ningún provecho de estas gracias particulares. (…)