Diario de Santa Faustina, 112; 11
(…) Recordaré una cosa más respecto al confesor. En ocasiones tiene que experimentar, tiene que poner a prueba, tiene que conocer si está tratando con la paja o con el hierro, o con el oro puro. Cada una de estas tres almas necesita ejercitarse de un modo diferente. El confesor debe necesariamente formarse una opinión clara de cada una, para saber lo que puede soportar en determinados momentos, circunstancias y casos. (…)
No hay comentarios:
Publicar un comentario