Del Diario de Santa Faustina, 1726
"Cristo y Señor, me conduces sobre tales precipicios que cuando los miro, me infunden miedo, pero en el mismo instante me lleno de paz, abrazándome a Tu Corazón. Junto a Tu Corazón no tengo miedo de nada. En los momentos de peligro me comporto como una niña que está en los brazos de la madre: al ver alguna amenaza, abraza con más fuerza el cuello de la madre y se siente segura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario