Del Diario de Santa Faustina, 686
Vi a la Santísima Virgen con el pecho descubierto,
traspasado por una espada. Lloraba lágrimas ardientes y nos protegía de un
tremendo castigo de Dios (...).Un miedo tremendo atravesó mi alma, ruego sin
cesar por Polonia, por mi querida Polonia que es tan poco agradecida a la
Santísima Virgen. Si no hubiera estado la Santísima Virgen, para muy poco
habrían servido nuestros esfuerzos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario