1 de diciembre de 2023

Del Diario de Santa Faustina, 1670,1671

 

 Durante la Santa Misa agradecí al Señor Jesús por haberse dignado redimirnos y por este don más grande, es decir por haberse dignado ofrecernos su amor en la Santa Comunión, o sea a Si Mismo. En aquel mismo instante fui atraída al seno de la Santísima Trinidad y fui sumergida en el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Es difícil describir estos momentos.

En aquel momento rogué al Señor por cierta persona y el Señor me contestó: Aquella alma Me es particularmente querida. Me alegré de ello enormemente. La felicidad de otras almas me llena de una nueva alegría y al percibir en un alma algunos dones elevados, mi corazón asciendo al Señor con una nueva adoración.

 




 

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