Del Diario de Santa Faustina, 1667
Durante la celebración de la resurrección he visto al Señor en la
belleza y el resplandor y me dijo: Hija Mia, la paz sea contigo; me bendijo y
desapareció, mi alma se llenó de alegría y de júbilo indescriptibles. Mi
corazón se fortaleció para la lucha y los sufrimientos.
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