Del Diario de Santa Faustina, 411
En los momentos cuando me encuentro con Dios en la
profundidad de mis entrañas, me siento tan feliz que no sé expresarlo. Estos
momentos son cortos, porque el alma no los soportaría más, debería producirse
la separación del cuerpo. Aunque estos momentos son muy cortos, no obstante su
poder que pasa al alma permanece muchísimo tiempo. (...). Estoy unida a Dios
tan estrechamente como una gota de agua con el océano sin fondo.
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