Diario de Santa Faustina, 112; 12
(…) En cuanto a mí, después de muchas experiencias, cuando me di cuenta de no ser comprendida, no revelaba mi alma y no turbaba mi tranquilidad. Esto sucedió (revelar su alma) solo desde el momento en que todas estas gracias estaban bajo el juicio del confesor con discernimiento, instruido y con experiencia. Ahora sé como comportarme en ciertos casos.