Diario de Santa Faustina, 173; 3
(…) Después de todo, la Madre X te dijo que Jesús no tiene ese tipo de relaciones con almas tan miserables; lo mismo te dirá ese confesor. ¿A qué hablar de esto? Al fin y al cabo no son pecados, y la Madre X te dijo explícitamente que todos esos contactos con el Señor Jesús son un sueño, pura histeria, pues, ¿para qué hablar de eso a ese sacerdote? Vas a hacer mejor si lo rechazas todo como una ilusión. Mira cuántas humillaciones sufriste y cuántas sufrirás todavía, además las hermanas saben que eres histérica. (…)