17 de noviembre de 2021

Diario de Santa Faustina, 112; 2

 

 (…) Este asombro suyo pone en alarma a un alma sutil, y advierte que el confesor está indeciso en expresar su opinión; y si el alma nota esto, no se tranquiliza, sino que tiene aún más dudas después de la confesión, porque siente que el confesor la tranquiliza, pero él mismo no está seguro. (…)

 


 

16 de noviembre de 2021

Diario de Santa Faustina, 112;1

 

 Algunas palabras sobre la confesión y los confesores. Recordaré solamente lo que experimenté y viví en mi propia alma. Hay tres cosas por las cuales el alma no saca provecho de la confesión en aquellos momentos excepcionales.

La primera es que el confesor conoce poco los caminos extraordinarios y muestra asombro si un alma le revela los grandes misterios que Dios realiza en el alma. (…)

 


15 de noviembre de 2021

Diario de Santa Faustina, 112; 4

 

 (…) Según mi parecer, en estos momentos de visitas especiales de Dios en el alma, si el sacerdote no la entiende, debería referirla a un confesor con experiencia y conocimiento, o él mismo adquirir luces para dar al alma lo que ella necesita, y no rehusarle simplemente la confesión, porque de este modo la expone a un gran peligro y más de un alma puede abandonar el camino, en el cual Dios quería tenerla de modo particular.

 


 

 

13 de noviembre de 2021

Diario de Santa Faustina, 112; 1

 

 Algunas palabras sobre la confesión y los confesores. Recordaré solamente lo que experimenté y viví en mi propia alma. Hay tres cosas por las cuales el alma no saca provecho de la confesión en aquellos momentos excepcionales.

La primera es que el confesor conoce poco los caminos extraordinarios y muestra asombro si un alma le revela los grandes misterios que Dios realiza en el alma. (…)

 


 

12 de noviembre de 2021

Diario de Santa Faustina,  111

 

 Cuando en estos tormentos del alma trataba de acusarme en la confesión de los detalles más pequeños, aquel sacerdote se extrañó de que no cometía faltas más graves y me dijo: "Si en estos tormentos, hermana, usted es tan fiel a Dios, esto ya me da prueba de que Dios la sostiene con su gracia particular y si usted no lo entiende, no se preocupe". Es extraño, sin embargo, que en estas cosas los confesores no pudieran ni comprenderme ni tranquilizarme, hasta el encuentro con el Padre Andrasz y luego con el Padre Sopocko.