Del Diario de Santa Faustina, 161
Virgen y Madre a la vez. Tú eres bella como el sol, sin
mancha alguna, nada se puede comparar con la imagen de Tu alma Tu belleza
encantó el ojo del tres veces Santo, Y bajó del cielo, abandonando el trono de
la sede eterna, y tomó el cuerpo y la sangre de Tu Corazón, durante nueve meses
escondiéndose en el Corazón de la Virgen.
Oh Madre, Virgen, nadie comprenderá.
Que el inmenso Dios se hace hombre
Sólo por amor y por Su insondable misericordia.
A través de Ti, oh Madre, viviremos con Él eternamente
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