5 de abril de 2022

 Diario de Santa Faustina,  136; 3

 

(…) En aquel momento entendí que entraba en unión con la Majestad inconcebible. Sentí que Dios esperaba mi palabra, mi consentimiento. De repente mi alma se sumergió en el Señor y dije: "Haz conmigo lo que Te agrade, me someto a Tu voluntad. Desde hoy Tu santa voluntad es mi alimento. Seré fiel a Tus demandas, con la ayuda de Tu gracia. Te suplico, Señor, quédate conmigo en cada momento de mi vida".

 


 

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