"A las almas que propagan Mi Misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa a su niño recién nacido y a la hora de la muerte nos seré para ellas, el Juez, sino el Salvador Misericordioso". Diario, 1075
Diario de Santa Faustina, 124
En los primeros momentos mi alma siempre está un poco asustada, pero después una paz y una fuerza extrañas llenan mi alma.
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