Diario de Santa Faustina, 125; 1
Hasta aquí se pudo soportar todo. Pero cuando el Señor me pidió que pintara esta imagen, entonces, de verdad, empezaron a hablar y a mirarme como a una histérica y una exaltada, y eso empezó a propagarse aún más. (…)
No hay comentarios:
Publicar un comentario