28 de octubre de 2021

Diario de Santa Faustina,  103

 

 Al entrar en la capilla, sentí como si todo se hubiera alejado de mi alma; como si yo hubiera salido recientemente de la mano de Dios, sentí que mi alma era intangible, que yo era una niña pequeña. De repente vi interiormente al Señor quien me dijo: "No tengas miedo, hija Mía, Yo estoy contigo". En aquel mismo momento desaparecieron todas las tinieblas y los tormentos, los sentidos fueron inundados de una alegría inconcebible, las facultades del alma colmados de luz.

 


 

 

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