Del Diario de Santa Faustina, 630
De pronto vi junto a mí a uno de los
siete espíritus, radiante como antes, con aspecto luminoso; lo veía [232]
continuamente junto a mi cuando iba en tren. Veía que sobre cada iglesia que
pasábamos había un ángel, pero en una luz más pálida que la del espíritu que me
acompañaba en el viaje. Y cada uno de los espíritus que custodiaban los
templos, se inclinaba ante el espíritu que estaba a mi lado.
En Varsovia, cuando entré por la puerta [del
convento], el espíritu desapareció; agradecí a Dios por su bondad, por darnos a
los ángeles como compañeros. Oh, qué poco piensa la gente en que tiene siempre
a su lado a tal huésped y, a la vez, un testigo de todo. ¡Pecadores!, recuerden
que tienen un testigo de sus acciones.
Jesús en Ti confío
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