31 de agosto de 2020

Del Diario de Santa Faustina, 629
 

Cuando entré un momento en la capilla aquella misma noche, para agradecer a Dios por todas las gracias que me había concedido en aquella casa, de repente me envolvió la presencia de Dios. Me sentí como una niña en las manos del mejor Padre y oí estas palabras: No tengas miedo de nada. Yo estoy siempre contigo. Su amor me penetró por completo; sentí que entraba con Él en una intimidad tan estrecha que (870 no tengo palabras para expresarla.

Jesús en Ti confío
 
 
 
 
 
 
 

 

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