Del Diario de Santa Faustina, 627
Cuando me quejaba al Señor de que me
quitaba esta ayuda y de que estaría sola otra vez, sin saber cómo actuar, oí
estas palabras: No tengas miedo, Yo estoy siempre contigo. Después de estas
palabras una profunda paz entró otra vez en mi alma. Su presencia me penetró
totalmente de manera sensible. Mi espíritu fue inundado de luz y también el
cuerpo participó en esto.
Jesús en Ti confío
No hay comentarios:
Publicar un comentario