Del Diario de Santa Faustina, 626
Por la noche, durante la Bendición
[230], por un momento ni alma estuvo en contacto directo con Dios Padre; sentí
que estaba en sus brazos como una niña y oí en el alma estas palabras: No
tengas miedo, hija Mía, de nada, todos los adversarios quedarán destruidos a
Mis pies. Con estas palabras entraron en mi alma una profunda serenidad y un
extraño silencio interior.
Jesús en Ti confío
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