"A las almas que propagan Mi Misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa a su niño recién nacido y a la hora de la muerte nos seré para ellas, el Juez, sino el Salvador Misericordioso". Diario, 1075
Del Diario de Santa Faustina, 844
... Cruzando la ciudad, imaginé que era Belén. Veía que toda la gente se apresuraba y pensaba: «¿Quién medita hoy este misterio inefable en el recogimiento y el silencio? ».
(... ) Oh Virgen Radiante, pura como el cristal, toda sumergida en Dios, te confío mi vida interior. Organiza todo para que sea grato a tu Hijo, oh Madre mía, y deseo tanto que me des al pequeño Jesús durante la Misa de Medianoche
Del Diario de Santa Faustina, 343
.... Te doy gracias, Jesús, por los sufrimientos interiores, por la aridez del espíritu, por los miedos, los temores y las dudas, por la oscuridad espesa y las tinieblas interiores, por las tentaciones y las diferentes pruebas, por las angustias que es difícil describir, y sobre todo por aquellas en las que nadie nos entiende, por la hora de la muerte, por la dura lucha que le precede y por toda su amargura
Del Diario de Santa Faustina
La Virgen en Santa Faustina Kowalska preparándose para la fiesta de la Navidad (1936):
′′ Hija mía, procura ser manso y humilde para que Jesús que more continuamente en tu corazón descanse. Adóralo en tu corazón. No salgas de tu recolección interior. Te obtendré hija, la gracia de este tipo de vida interior para que, sin que abandones tu intimidad, cumpla en el exterior todos tus deberes con mayor exactitud. Quédate con Él continuamente en tu corazón. Él será tu fuerza. Con las criaturas mantén esas relaciones que exigen la necesidad y tus deberes Eres una habitación grata del Dios viviente, en la cual Él morada continuamente con amor y complacimiento, y la viva presencia de Dios que sientes de una manera más viva y evidente te confirmara hija Mia en lo que te he dicho. Trata de actuar así hasta el día de Navidad, y luego Él te dará a conocer cómo debes tratar con Él y cómo unirte a Él”.
′′ Sé, hija Mía, que aunque fui elevada a la dignidad de madre de Dios, siete espadas dolorosas me atravesaron el corazón. No hagas nada en tu defensa; soporta todo con humildad. Dios mismo tomará tus defensas”.
