Diario de Santa Faustina, 150; 4
(…) Me dijo: "Yo también sufrí muchísimo". Pero yo no estaba muy convencida de que ella hubiera sufrido mucho y le dije que me parecía que: "Tú no sufriste nada". Pero Santa Teresa contestó, asegurándome que había sufrido mucho y me dijo: "Sepa, hermana, que dentro de tres días usted resolverá este asunto de la mejor manera". Como yo no estaba muy dispuesta a creerle, ella se me dio a conocer como santa. (…)