Diario de Santa Faustina, 150; 3
(…) El quinto día de la novena soñé con Santa Teresa, pero como si estuviera todavía en la tierra. Me encubrió a mí el conocimiento de que era santa y comenzó a consolarme, que no me entristeciera por ese asunto, sino que confiara más a Dios. (…)
No hay comentarios:
Publicar un comentario