Del Diario de Santa Faustina, 270
Consejo del Padre Sopocko
Sin humildad, no
podemos agradar a Dios. Ejercita el tercer grado de humildad, es decir, no
trates de dar explicaciones y justificarte, cuando acuses algo, sino alégrate
en humildad.
Si estas cosas que
estás diciendo verdaderamente proceden de Dios, prepara tu alma para grandes
sufrimientos de Dios. Tendrás que enfrentar incomprensiones, persecución; te
mirarán como un histérico, excéntrico, pero Dios no escatimará su gracia. Las
verdaderas obras divinas siempre encuentran dificultades y se caracterizan por
el sufrimiento. Cuando Dios quiere algo, tarde o temprano lo logrará; tú,
mientras tanto, ármate de mucha paciencia.