2 de noviembre de 2022

Del Diario de Santa Faustina, 1242

 

 “Oh Jesús mío, cada uno de Tus santos refleja en sí una de Tus virtudes, yo deseo reflejar Tu Corazón compasivo y lleno de misericordia. Que Tu misericordia, oh Jesús, quede impresa sobre mi corazón y mi alma como un sello y éste será mi signo distintivo en esta vida y en la otra”

 


 

 

1 de noviembre de 2022

Del Diario de Santa Faustina, 270

Consejo del Padre Sopocko

 

Sin humildad, no podemos agradar a Dios. Ejercita el tercer grado de humildad, es decir, no trates de dar explicaciones y justificarte, cuando acuses algo, sino alégrate en humildad.

Si estas cosas que estás diciendo verdaderamente proceden de Dios, prepara tu alma para grandes sufrimientos de Dios. Tendrás que enfrentar incomprensiones, persecución; te mirarán como un histérico, excéntrico, pero Dios no escatimará su gracia. Las verdaderas obras divinas siempre encuentran dificultades y se caracterizan por el sufrimiento. Cuando Dios quiere algo, tarde o temprano lo logrará; tú, mientras tanto, ármate de mucha paciencia. 

 


 

31 de octubre de 2022

 Del Diario de Santa Faustina, 1487

 

Jesús dijo a Santa Faustina: "Sé que es un gran sufrimiento ser incomprendido, y más aún por aquellos a quienes amamos y con quienes debemos ser sinceros. El alma que sufre es la que está más cerca de Mi Corazón". 

 


 

30 de octubre de 2022

Del Diario de Santa Faustina Kowalska, 1107

Depende de nosotros si queremos dar la bienvenida a la gracia de Dios o no, si cooperamos con ella o la desperdiciamos.

 


 

 

29 de octubre de 2022

Del Diario de Santa Faustina Kowalska,  página 130

 

Oh Jesús, cuando vienes a mi [en] la Santa Comunión, Tu que Te has dignado morar con el Padre y el Espíritu Santo en el pequeño cielo de mi corazón, procuro acompañarte durante el día entero, no Te dejo solo ni un momento. Aunque estoy en compañía de otras personas o con las alumnas, mi corazón está siempre unido a Él. Cuando me duermo, le ofrezco cada latido de mi corazón, cuando me despierto, me sumerjo en Él sin decir una palabra. Al despertarme, adoro un momento la Santísima Trinidad y le agradezco por haberme ofrecido un día más, que una vez más va a repetirse en mí el misterio de la Encarnación de Su Hijo, que una vez más delante de mis ojos va a repetirse su dolorosa Pasión. Trato entonces de facilitar a Jesús el paso a través de mí a otras almas. Con Jesús voy a todas partes, su presencia me acompaña en todas partes.