27 de noviembre de 2021

Diario de Santa Faustina, 112; 11

 

 (…) Recordaré una cosa más respecto al confesor. En ocasiones tiene que experimentar, tiene que poner a prueba, tiene que conocer si está tratando con la paja o con el hierro, o con el oro puro. Cada una de estas tres almas necesita ejercitarse de un modo diferente. El confesor debe necesariamente formarse una opinión clara de cada una, para saber lo que puede soportar en determinados momentos, circunstancias y casos. (…)

 


 

26 de noviembre de 2021

Diario de Santa Faustina, 113; 1

 

 Y deseo nuevamente decir tres palabras al alma que desea decididamente tender hacia la santidad y obtener frutos, es decir, provechos de la confesión.

La primera, total sinceridad y apertura. El más santo y más sabio confesor no puede infundir por la fuerza en el alma lo que él desea si el alma no es sincera y abierta. El alma insincera, cerrada se expone a un gran peligro en la vida espiritual y el Señor Jesús Mismo no se ofrece a tal alma de modo superior, porque sabe que ella no sacaría ningún provecho de estas gracias particulares. (…)

 


 

25 de noviembre de 2021

Diario de Santa Faustina,  112; 12

 

 (…) En cuanto a mí, después de muchas experiencias, cuando me di cuenta de no ser comprendida, no revelaba mi alma y no turbaba mi tranquilidad. Esto sucedió (revelar su alma) solo desde el momento en que todas estas gracias estaban bajo el juicio del confesor con discernimiento, instruido y con experiencia. Ahora sé como comportarme en ciertos casos.

 


 

 

24 de noviembre de 2021

Diario de Santa Faustina,  112; 10

 

(…) Pero estas pequeñas cosas tienen una gran importancia en la aspiración hacia la santidad y el confesor no las puede menospreciar. La paciencia y la benevolencia del confesor abren el camino a los más profundos secretos del alma. El alma casi inconscientemente revela la profundidad abismal y se siente más fuerte y más resistente, ahora lucha con más valor, hace más esfuerzos, porque sabe que debe rendir cuenta de ello. (…)

 


 

23 de noviembre de 2021

Diario de Santa Faustina, 112; 9

 

 (…) De ciertas almas Dios exige una gran pureza, pues les envía un conocimiento más profundo de la miseria. Iluminadas con la luz de lo alto, conocen mejor lo que agrada a Dios y lo que no le agrada. El pecado es según el conocimiento y la luz del alma, lo mismo las imperfecciones, aunque ella sabe que lo que se refiere estrictamente al sacramento es el pecado. (…)