29 de noviembre de 2020

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22 de noviembre de 2020

21 de noviembre de 2020

20 de noviembre de 2020

14 de noviembre de 2020

Del Diario de Santa Faustina, 159
 

 

 Oh, Hostia Santa, Tú estás encerrada para mí
 
 en un cáliz de oro,
 para que en la grande selva del exilio
 yo camine pura, inmaculada, intacta,
 y que lo haga el poder de Tu amor. 

 Oh, Hostia Santa, habita en mi alma,
 purísimo Amor de mi corazón;
 que Tu luz disipe las tinieblas;
 Tú no niegas la gracia a un corazón humilde.

 Oh, Hostia Santa, Delicia del Paraíso,
 aunque ocultas Tu belleza
 y Te presentas a mí en una miga de pan,
 la fuerte fe desgarra este velo.
 
 
 

13 de noviembre de 2020

Diario de Santa Faustina, 161;3
 

Oh María, Virgen, Azucena más bella,
 Tu Corazón fue el primer tabernáculo para Jesús en la tierra,
 y eso porque Tu humildad fue la más profunda,
 y por eso fuiste elevada por encima de los coros de los ángeles y de los santos. 

Oh María, dulce Madre mía,
 Te entrego el alma, el cuerpo, y mi pobre corazón,
 sé Tú la custodia de mi vida,
 y especialmente en la hora de la muerte,
 en el último combate.
 
 
 
 
 
 

12 de noviembre de 2020

Diario de Santa Faustina158
 

 (...) Oh, qué infinitamente bueno es Dios, nos persigue con su bondad. Con mucha frecuencia el Señor me concede las mayores gracias cuando yo no las espero en absoluto.
 
 
 


 

11 de noviembre de 2020

ORACIÓN POR LOS FIELES DIFUNTOS DEL COVID-19

Elevemos una oración por los fieles difuntos.

 

Dios de misericordia y amor,  ponemos en tus manos amorosas  a nuestros hermanos y hermanas  que has llamado de esta vida a tu presencia.

 En esta vida les demostraste tu gran amor,  y ahora que ya están libres de toda preocupación  concédeles pasar con seguridad las puertas de la muerte  y gozar de la luz y la paz eterna.

 Habiendo terminado su vida terrena recíbelos en el paraíso,  en donde ya no habrá tristeza ni dolor,  sino únicamente felicidad y alegría con Jesús, tu Hijo,  y con el Espíritu Santo, para siempre.  Amén.

 

Sean como criados que están esperando a que su amo regrese de un banquete de bodas, preparados y con las lámparas encendidas, listos a abrirle la puerta tan pronto como llegue y toque. Lucas 12:35-36

 

Dios nuestro Señor, esperamos expectantes. Aun entre la gran angustia que hay en la tierra, esperamos con añoranza la llegada de tu día, cuando ya hayan pasado los dolores de la muerte, tu reino empiece y el reinado de Jesucristo se expanda a todo el mundo con poder y gloria.

Que se realice tu promesa y se haga tu voluntad en la tierra. Que siempre haya gente que crea y ore con fe “¡Señor Dios, Ven! Ven, Señor Dios.

 Los humanos no entendemos cómo vivir. Envíanos a Cristo Jesús, Salvador, Señor, y Juez de vivos y muertos. ¡Dale termino a todo pecado y muerte!”

Te damos gracias por darnos esta fe y permitirnos orar: “Ven, Señor Jesús. ¡Sí, ven pronto, Señor Jesús!”

Te pedimos protegernos en la fe. Haz que esta fe se cumpla para la gloria de tu nombre. Amén.

 
 
 
 
 
 

10 de noviembre de 2020

ORACIÓN A LA DIVINA MISERICORDIA

 

Acudo a Tu misericordia Dios Compasivo, ya que sólo Tú eres bondad.

Aunque mi miseria es grande y mis ofensas muchas, confío en Tu misericordia porque eres el Dios de la misericordia y desde tiempo inmemorial nunca se ha oído, ni el cielo ni la tierra recuerdan, que un alma confiada en Tu misericordia, haya quedado decepcionada.

Oh Dios de piedad, sólo Tú puedes justificarme y jamás me rechazarás, cuando yo, arrepentida, me acerque a Tu Corazón misericordioso, del cual nadie ha sido rechazado jamás, aunque haya sido el pecador más grande (Diario, 1730).

[Porque tu Hijo me aseguró:] Antes el ciclo y la tierra se vuelven a la nada, que Mi misericordia deje de abrazar a un alma confiada (Diario, 1777).

Oh Jesús, Amigo del Corazón solitario, Tú eres mi puerto, Tú eres mi paz, Tú eres mi única salvación, Tú eres la serenidad en los momentos de lucha y en el mar de dudas. Tú eres el rayo brillante que ilumina el sendero de mi vida. Tú eres todo para el alma solitaria. Tú comprendes al alma, aunque ella permanezca callada. Tú conoces nuestras debilidades y como un buen médico consuelas y curas, ahorrándonos sufrimientos, como un buen experto (Diario, 247)