Del Diario de Santa Faustina, 1602
Hoy el Señor me dijo: « Hija, cuando te confieses, a esta fuente de mi misericordia, la Sangre y el Agua que brotaron de mi Corazón siempre fluyen sobre tu alma y la ennoblecen. Cada vez que te confieses, sumérgete completamente en mi misericordia, con gran confianza, para que pueda derramar la abundancia de mi gracia sobre tu alma. Cuando te acerques al confesionario, recuerda que yo mismo te espero allí. Solo me oculta el sacerdote, pero actúo en tu alma. Aquí la miseria del alma se encuentra con el Dios de la misericordia. Diles a las almas que de esta fuente de misericordia las almas extraen gracias solo con la confianza. Si su confianza es grande, mi generosidad no tiene límites»

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