Del Diario de Santa Faustina, 367
En una ocasión, Jesús me hizo saber que cuando rezo por las intenciones que las personas suelen confiarme, Él está siempre dispuesto a conceder sus gracias, pero las almas no siempre quieren aceptarlas: Mi Corazón rebosa de gran misericordia por las almas, y especialmente por los pobres pecadores… es por ellos que la Sangre y el Agua brotaron de mi Corazón como de una fuente rebosante de misericordia

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