11 de diciembre de 2024

Del Diario de Santa Faustina 1318

 

Jesús me dijo amablemente: "Hija, dame tu miseria (pecados) porque es tu propiedad exclusiva". En ese momento un rayo de luz iluminó mi alma y conocí todo el abismo de mi miseria; en ese mismo momento me abracé contra el Santísimo Corazón de Jesús con tanta confianza que aunque tuviera sobre la conciencia los pecados de todos los condenados, no dudaría de la Divina Misericordia, sino que, con el corazón hecho polvo, me arrojaría en el abismo de Tu misericordia. Creo, oh Jesús, que no me rechazarías sino que me absolverías con la mano de quien Te sustituye.

 


 

 

 

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