28 de marzo de 2024

Del Diario de Santa Faustina, 1038

 

Vi al Señor Jesús clavado en la cruz, entre grandes sufrimientos. Un silencioso gemido salía de su Corazón, un momento después dijo: "Deseo, deseo la salvación de las almas; ayúdame, hija Mía, a salvar las almas. Une tus sufrimientos a Mi Pasión y ofrécelos al Padre Celestial por los pecadores".

 


 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario