Del Diario de Santa Faustina, 758
Jesús me dio a conocer el abismo de su dulzura y humildad,
y me hizo saber que lo exigía de mí decididamente. (...) Comprendí que no era
suficiente preocuparme solamente por las virtudes ordinarias, sino que debía ejercitarme
en las virtudes heroicas.
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