Diario de Santa Faustina, 145; 1
Oh, qué mísera es mi alma que malgastó tantas gracias. Me escapaba de Dios, y Él me perseguía con sus gracias. Muchas veces recibía las gracias de Dios cuando menos las esperaba. Desde el momento en que el Señor me dio un director espiritual, soy más fiel a la gracia. (…)
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