Diario de Santa Faustina, 143; 1
Malgasté muchas gracias de Dios, porque siempre tenía miedo de la ilusión. Aunque Dios me atraía a Sí con tanta fuerza que a menudo no estaba en condiciones de oponerme a su gracia, cuando de repente era sumergida en Él y en aquellos momentos Jesús me llenaba tanto con su paz que después, aunque quisiera inquietarme, no podría. (…)
No hay comentarios:
Publicar un comentario