Diario de Santa Faustina, 128; 2
(...) Eso duró un brevísimo instante. Estalló nuevamente una violenta tempestad. Ahora las sospechas anteriores se hicieron seguras para ellas y hay que escuchar nuevamente las mismas canciones. Así lo dispone el Señor. Pero lo extraño es que, incluso por fuera, empezaran para mí distintas adversidades. Esto provocó distintos sufrimientos, conocidos solamente por Dios. (…)
No hay comentarios:
Publicar un comentario