8 de enero de 2022

Diario de Santa Faustina, 127;1

 

 Me di cuenta de que en aquellos momentos no tendría la ayuda de nadie y empecé a rezar, y a pedir al Señor un confesor. Anhelaba que algún confesor me dijera esta única palabra: Quédate tranquila, estás en un buen camino; o bien, rechaza todo eso, porque no viene de Dios. (…)

 


 

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