Diario de Santa Faustina, 117; 2
(...) Si las hermanas o las Superioras supieran o sospecharan que el alma dada está soportando esas pruebas y a pesar de eso, por su parte le agregaran sufrimientos, pecarían mortalmente y Dios Mismo pediría por esta alma. No hablo aquí de los casos que por su naturaleza son pecados, sino que hablo de algo que en otro momento no sería pecado. Tengamos cuidado de tener a aquellas almas sobre nuestra conciencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario