Diario de Santa Faustina, 347
Las doce, 25 XII 1934. Misa de Medianoche.
En cuanto empezó la Santa Misa, el recogimiento interior empezó a adueñarse de mí. Durante el ofertorio vi a Jesús en el altar, de una belleza incomparable. Durante todo el tiempo el Niñito miró a todos, extendiendo sus manitas. Durante la elevación el Niñito no miraba hacia la capilla, sino hacia el cielo; después de la elevación volvió a mirarnos, pero muy poco tiempo, porque como siempre fue partido y comido por el sacerdote.
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