Diario de Santa Faustina, 229; 2
(…) De pronto oí estas palabras: "Hija Mía, figúrate que eres la reina de toda la tierra y que tienes la posibilidad de disponer de todo según te parezca; tienes toda posibilidad de hacer el bien que te agrade y, de repente, a tu puerta llama un niño muy pequeño, todo tembloroso, con lágrimas en los ojos, pero con gran confianza en tu bondad y te pide un pedazo de pan para no morir de hambre, ¿cómo te comportarías con este niño? Contéstame, hija Mía." (…)
No hay comentarios:
Publicar un comentario