Diario de Santa Faustina, 216
Hoy (18 IV 1933) llegamos a Cracovia. Qué alegría encontrarme nuevamente aquí, donde aprendí a dar los primeros pasos en la vida espiritual. La querida Madre Maestra, siempre la misma, alegre y llena de amor al prójimo. Entré un momento en la capilla; la alegría inundó mi alma. En un momento me acordé de todo un mar de gracias que había recibido aquí siendo novicia.
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