Diario de Santa Faustina, 213; 1
Cuando me alejé del confesionario fui asaltada por innumerables tormentos. Fui delante del Santísimo Sacramento y dije: "Jesús, sálvame, Tú ves que soy débil". Entonces escuché estas palabras: "Durante los ejercicios espirituales, antes de los votos perpetuos, te daré una ayuda". (…)
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