Diario de Santa Faustina, 190; 2
(...) No obstante, Jesús me dio a conocer lo que debía sufrir y en un solo momento se presentó y pasó delante de los ojos de mi alma todo el martirio. Primero, mis intenciones no serían reconocidas, varias sospechas y desconfianzas, toda clase de humillaciones y contrariedades, no las enumero todas. (...)
No hay comentarios:
Publicar un comentario