Diario de Santa Faustina, 190; 1
Durante la adoración el Señor me pidió que me ofreciera a Él como víctima por un sufrimiento que serviría de reparación en la causa de Dios y no solamente en general por los pecados del mundo, sino en particular por las faltas cometidas en esta casa. Dije en seguida que sí, que estaba dispuesta. (...)
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