4 de agosto de 2020

Del Diario de Santa Faustina, 946

 

Hoy la presencia de Dios me penetra totalmente como un rayo de sol. El anhelo de mi alma por Dios es tan grande que en cada momento me produce un desmayo. Siento que el Amor eterno toca mi corazón, mi pequeñez no logra soportarlo, (292) sino que me produce un desmayo; no obstante la fuerza interior es muy grande. El alma desea igualar el Amor que la ama. En tales momentos el alma tiene un conocimiento muy profundo de Dios y cuanto más lo conoce, tanto más ardiente, más puro es su amor hacia Él. Oh, inconcebibles son los misterios del alma con Dios. 

Jesús en Ti confío
 
 
 

 

 

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