Del Diario de Santa Faustina, 624
Una vez pedí a Jesús que Él Mismo diera el
primer paso con algún cambio o con algún acto exterior, o que me expulsaran
porque yo sola no era capaz de abandonar esta Congregación, y en este estado de
ánimo estuve agonizando más de tres horas. No lograba rezar, pero sometí mi
voluntad a la voluntad de Dios. A la mañana siguiente, la Madre Superiora [228]
me dijo que la Madre General [229] me trasladaba a Varsovia. Contesté a la
Madre que sería mejor, quizá, que ya no fuera sino que saliera [de la
Congregación] allí mismo, en seguida. Consideraba que aquella era la señal
exterior que había pedido a Dios. La Madre Superiora no me contestó a esto,
pero un momento después volvió a llamarme y dijo: Sabe usted, hermana, vaya a
pesar de todo; no piense que el viaje será un tiempo perdido aunque tuviera que
volver en seguida. Contesté: De acuerdo, iré; a pesar de que el dolor me
traspasó el alma, porque (83) sabía que por este viaje, la causa se aplazaría;
no obstante, a pesar de todo, trato siempre de ser obediente.
Jesús en Ti confío
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