27 de agosto de 2020

Del Diario de Santa Faustina, 624

 

 Una vez pedí a Jesús que Él Mismo diera el primer paso con algún cambio o con algún acto exterior, o que me expulsaran porque yo sola no era capaz de abandonar esta Congregación, y en este estado de ánimo estuve agonizando más de tres horas. No lograba rezar, pero sometí mi voluntad a la voluntad de Dios. A la mañana siguiente, la Madre Superiora [228] me dijo que la Madre General [229] me trasladaba a Varsovia. Contesté a la Madre que sería mejor, quizá, que ya no fuera sino que saliera [de la Congregación] allí mismo, en seguida. Consideraba que aquella era la señal exterior que había pedido a Dios. La Madre Superiora no me contestó a esto, pero un momento después volvió a llamarme y dijo: Sabe usted, hermana, vaya a pesar de todo; no piense que el viaje será un tiempo perdido aunque tuviera que volver en seguida. Contesté: De acuerdo, iré; a pesar de que el dolor me traspasó el alma, porque (83) sabía que por este viaje, la causa se aplazaría; no obstante, a pesar de todo, trato siempre de ser obediente.
 

Jesús en Ti confío
 
 
 




 

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