12 de agosto de 2020

Del Diario de Santa Faustina, 618
 

Al comienzo de la Cuaresma pedí a mi confesor una mortificación para aquel periodo cuaresmal y recibí la de no reducirme los alimentos, sino de meditar durante las comidas sobre cómo Jesús en la cruz aceptó el vinagre con hiel: sería una mortificación. No sabía que de ella sacaría un provecho tan grande para mi alma. El provecho consistía en que meditaba continuamente su dolorosa Pasión y cuando estaba comiendo, no distinguía lo que comía sino que estaba ocupada por la muerte de mi Señor.

Jesús en Ti confío
 
 
 

 
 
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario