22 de julio de 2020

    Seamos, cada uno de nosotros, como Santa Faustina Kowalska, apóstoles de la Misericordia. Recuerden la promesa que el Señor hizo a Santa Faustina: “A las almas que propagan la devoción a Mi misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa a su niño recién nacido y a la hora de la muerte no seré para ellas Juez sino Salvador misericordioso” (Diario 1075).


 
 
 
 

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