Diario de Santa Faustina, 182; 2
(...) Durante la Santa Misa de Medianoche vi al Niño Jesús en la Hostia; mi espíritu se sumergió en Él. Aunque era un Niñito, su Majestad penetró mi alma. Me impresionó profundamente este misterio, este gran humillarse de Dios, este inconcebible anonadamiento Suyo. Durante toda la fiesta de la Navidad lo tuve vivo en el alma. Oh, nosotros nunca comprenderemos este gran humillarse de Dios.